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Los criadores de bóxer y las exposiciones de perros


Las primeras exposiciones de animales fueron las de ganado doméstico, que empezaron en los mercados locales y eran similares a las ferias agrícolas y ganaderas de hoy en día. El objetivo original de estas ferias era ofrecer un lugar en el que mostrar el ganado propio y ver el de otros, y así facilitar la oportunidad de comprar y vender animales. Después se dio el siguiente paso que fue la aparición de los jueces que valoraban el ganado presentado. Las exposiciones caninas nacieron en el siglo XIX en Inglaterra, como un añadido o derivado de las exposiciones de ganado, donde los ganaderos exhibían sus mejores ejemplares, las vacas, ovejas y cerdos más finos y seleccionados. La primera exposición canina organizada como tal tuvo lugar en 1859, casualmente el mismo año que Charles Darwin publicó “El origen de las especies”.

Sin embargo, los ganaderos en general nunca llegaron a fundamentar su actividad en las exposiciones, sino que, con muy buen juicio, han tenido siempre muy en cuenta los factores de producción y eficiencia relevantes en su sector: buena producción de carne, leche o lana, fertilidad y facilidad de parto, longevidad de vida productiva, etc.

El propósito original de las exposiciones caninas era mostrar los mejores ejemplares para seleccionar entre ellos los más aptos para la crianza y la producción de la siguiente generación de, en nuestro caso, bóxers. Sin embargo, a lo largo de los años la función de las exposiciones fue alejándose de ese objetivo inicial para transformarse en una competición-espectáculo sin un propósito posterior, es decir, en una finalidad en sí mismas. Hoy en día, el éxito en las exposiciones se ha convertido en la meta final de muchos criadores, y ha florecido toda una industria alrededor de ellas. Hay gente que vive de las exposiciones y todo lo que las rodea: de organizar eventos, presentar perros, fabricar productos u ofrecer servicios relacionados con las exposiciones, etc. Todo esto es perfectamente correcto y desde luego no hay nada malo en presentar perros a exposiciones, en disfrutar haciéndolo o en ganar. Ganar es muy agradable y a todos nos gusta. Sin embargo, en el ámbito de la cría del bóxer (y también de otras razas) se plantea un posible problema cuando las exposiciones y, hablando más concretamente, el ganar en ellas, se convierte en el centro de atención absoluto de los criadores. Los títulos no se heredan. Grandes bóxers campeones pueden producir cachorros mediocres, con carácter mediocre y con salud mediocre (en cierta medida todos lo hacen).

Un buen juez reconoce la tipicidad, calidad física y actitud de un perro bóxer en el ring pero, por su propia naturaleza, las exposiciones no son la única ni la mejor forma de evaluar otras características importantes que no están tan a la vista como la conformación exterior. Hay otros muchos aspectos de un perro, de su carácter, su capacidad física y su salud que no se pueden evaluar en las exposiciones. Esto es de aplicación a todas las razas caninas y muy especialmente al bóxer.

Unas cuantas vueltas al ring, incluso aunque sean muchas y los presentadores estemos exhaustos, no nos van a dar una idea ni tan siquiera aproximada de la capacidad física de un perro bóxer. Como mucho sólo servirán para descubrir a los casos extremos, perros claramente tullidos o en pésima forma. Y dicha sea la verdad, un juez con buena vista debe ser capaz de ver una cojera en menos de una vuelta completa al ring.

Las exposiciones son un muy buen lugar para ver perros y compararlos, para valorar su físico y su comportamiento en esas circunstancias. Por eso son útiles para todos y más aún para el aficionado novel, pero el objetivo de cualquier criador debe ser aprender, desarrollar “buen ojo” para los perros, y formarse de manera que dependa cada vez menos de las exposiciones y sus resultados para evaluar un ejemplar, especialmente si es de su propiedad. Un buen criador con una cierta experiencia debe ser perfectamente capaz de evaluar por sí mismo los atributos visibles y las capacidades físicas de sus perros bóxer sin depender de las opiniones externas de un juez. Además, no todos los jueces son sabios y por desgracia no todos son independientes. Y en cualquier caso, ningún juez tiene la posibilidad de llegar a conocer verdaderamente a un perro en los escasos minutos que dura un juicio. Sólo el propietario-criador observador y crítico puede llegar a conocer de verdad a su perro, sus virtudes y sus carencias. El juez no puede saber si esa bóxer que se está presentando de forma brillante en el ring manifiesta en determinadas circunstancias un carácter neurótico que, por ejemplo, le lleva a matar a sus cachorros recién nacidos (algo afortunadamente rarísimo en bóxers pero algún caso hay). El juez tampoco puede saber si ese perro que se mueve espectacularmente en el ring cojea lastimosamente cada vez que recorre varios kilómetros monte a través. El juez no es adivino. Un criador debe ser siempre consciente de esto y su objetivo final es llegar a formarse un criterio sólido sobre la raza, sus perros y a no “depender” de la opinión externa y limitada del juicio de una exposición. Las exposiciones son sólo uno de los muchos medios que puede y debe utilizar el criador de bóxer para observar a los perros y aprender.

Es por esto que es una verdadera lástima que haya criadores que han convertido a las exposiciones en una finalidad en sí mismas en lugar de en un medio o herramienta útil para la consecución del fin más elevado, por llamarlo de alguna forma, que es criar mejores perros. Mejores perros en el sentido más amplio de la expresión, es decir, más hermosos, con mejor carácter, con mejores aptitudes para las finalidades a las que son destinados, más sanos, más longevos, en definitiva, mejores perros bóxer. Hay criadores en el mundillo canino que están criando perros con el objetivo casi único de ganar exposiciones. Insisto en que ganar es muy gratificante y a todos nos gusta, pero si un perro no gana o incluso no ha sido nunca presentado a exposiciones ¿no debe criar? Si un perro es muy ganador ¿es necesariamente un perro que deba engendrar cientos de hijos?

El valor de un perro bóxer como reproductor depende de lo que ese perro es genéticamente, de lo que pueden aportar sus genes. Lo que el perro muestra en una exposición es sólo una parte de lo que el perro es genéticamente. En algunos casos, los perros pueden mostrar incluso lo que no son, gracias a ciertas prácticas fraudulentas y poco éticas. Un ejemplo de esto es el uso de ansiolíticos para perros tímidos o hipernerviosos; yo no sé de casos en bóxers pero en algunas otras razas se da con alguna frecuencia. Otro ejemplo es el uso de esteroides anabolizantes para potenciar el desarrollo muscular del animal, que por desgracia sí ocurre alguna vez en bóxers y que además de ser una práctica absolutamente antideportiva pone en riesgo la salud e incluso la vida del perro.

Sólo el dueño-criador observador, versado en la raza y que conoce estrechamente a su bóxer, está en la posición de saber mejor que nadie lo que el perro realmente es y, por tanto, lo que es probable que transmita a su descendencia.


Natacha Moscoso (2006)





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