Boxers Urkabustaiz'tar
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Apache y la ciencia



Con motivo del recuerdo de Apache en un foro de debate abierto en España a través de Internet, que agradezco en mi nombre y en el suyo, y no entrando en sus triunfos y virtudes -cosa ésta que dejo a otros que lo harán con más objetividad que yo-, sí me creo en la obligación de desvelar un aspecto que afectó de forma definitiva a su proyección como semental de la raza y que yo creo le impidieron casi con toda seguridad convertirse en el mejor reproductor continental de la década.


perro boxer urkabustaiz: Apache



El primero en utilizar a Apache y cuando éste tenía 11 meses fue Miguel Torrents quien le trajo una hembra llamada Augustus Jenny -de línea Xantos v. Bereler Ries, Bruno v. Morsbach, Carlo v. Henningshof-, y que libró una camada que satisfizo mucho a Miguel y que le llevó a repetir con posterioridad con otras hembras siempre con los buenos resultados que todos conocemos. El 2º Y 3º saltos los efectuó con perras de mi propiedad a plena satisfacción en cuanto a salud, formatos y ausencia de defectos mayores. Los saltos se fueron sucediendo aunque de forma espaciada hasta el nº 5, todos ellos con éxito hasta que con motivo de la Nacional Francesa que se celebró en Cestas (Burdeos) y que juzgada por M. Alliot deparó a Apache el título de Ch. de Francia Joven. Parece que su actuación impresionó a los franceses que empezaron a acudir con sus hembras con grandes resultados que hicieron de Apache un perro solicitado.

En España en cambio, las cosas iban de otra forma y las perras donde siempre fueron.

He de decir que hasta entonces el promedio de hembras cubiertas/llenas era magnífico, solamente quedaron vacías alguna que otra hembra a cuyos dueños y de forma sorprendente solamente les convenía cruzar el fin de semana.

Así las cosas, puse el perro en manos de Hedwig Schaedel para hacer el IPO-1, y para lo cual y aprovechando su estancia en Alemania, consideré preceptivo hacer primero la displasia y luego la ZTP, además del AD, y el BH, etc. Y fue allí en Kassel donde Apache reveló bajo la mano de Hedwig su carácter excepcional obteniendo el IPO-1, con la soberbia puntuación de 90-95-95, que de no haber sido penalizado con 5 puntos por no ladrar al figurante en el reviere hubiera sacado los 100 puntos en ataque.

Esta mujer, adiestradora y criadora bajo el afijo de v. Hause Reberg y para mí la mejor de Europa en ambas disciplinas, utilizó a Apache en 2 ocasiones obteniendo con él un éxito histórico porque en dos camadas obtuvo machos y hembras con los cuales ganó casi todo cuanto se puede ganar. A tal punto fue su éxito que me propuso quedarse con Apache durante un año o dos y ella a cambio me cedía por el tiempo que quisiera a su macho dorado, famoso como campeón y como padre, Texas v. Hause Rehberg. No acepté, claro -aunque le agradecí su oferta en lo que valía-, porque Apache era nuestro perro junto al cual queríamos estar, a pesar de que difícilmente hubiera podido quedar en mejores manos.

A pesar de esta negativa la fama de Apache se extendió con rapidez en toda Europa, bien es cierto que más en su faceta de reproductor con carácter que por su belleza, lo que hizo que criadores muy conocidos y de prestigio comenzaran a utilizarlo (Lug ins Land, Wordanis, Colle dell Infinito, Maximilian, Bernsteintal, etc.) además de franceses, holandeses, portugueses y algún que otro italiano. Esto fue en aumento al punto de que cuando quedó infértil tuve que decir que no a docenas, repito, docenas de interesados.

Y llegamos al punto en el que se encendió la alarma al dejar a tres perras vacías y que me hicieron pensar en que algo no iba bien. Así, llevé a Apache a una clínica veterinaria de Vitoria cuyo titular, además de gran experiencia y capacidad, acudía con regularidad a congresos veterinarios en el extranjero junto con su hermano médico, lo cual hacía pensar que sus conocimientos estaban al día y a los cuales puse al tanto de mis sospechas. Estos, que conocían perfectamente a Apache por vacunas, vermifugaciones, etc, sugirieron hacerle un recuento de espermatozoides y alguna otra analítica, cuyo resultado traducido en certificado fechado, firmado y que aún conservo aseguraba que tras las pruebas realizadas al objeto resultaba que ... "el ejemplar boxer examinado llamado Apache y con tatuaje nº ... demostraba ser particularmente fértil".

Contento pues con el resultado, recibí a cuatro perras que también quedaron vacías y que me hicieron pensar que a pesar del certificado anterior allí había algo que no marchaba, y de nuevo llevé a Apache esta vez a Bilbao a la clínica del Carmen, establecimiento de gran prestigio y atendido por cuatro veterinarios, cada uno con una especialidad y gran experiencia y en la cual la veterinaria especialista en la materia le sometió a examen y recuento de espermatozoides, movilidad de los mismos, libido, líquido prostático, además de análisis de sangre y orina al objeto de descartar cualquier infección y al tiempo asegurar la no existencia de brucelosis, etc.

Pues bien, todo esto hecho, los resultados confirmaron la ausencia de enfermedad, carencia en absoluto de algo que pudiera afectar a su capacidad como padre y tras lo cual, en documento que también conservo, certificaba la fertilidad de Apache y por tanto extendía el mismo a los efectos oportunos.

De nuevo contento con los resultados y pensando que quizá tuvieran razón al cargar sobre las hembras el problema, acepté con la conciencia tranquila y pudiendo mirarme al espejo por las mañanas sin sentir vergüenza del fulano que veía, acepté otras cinco perras que, ¡mire Ud por dónde! también quedaron vacías. Decidí entonces suspender de forma definitiva la recepción de hembras, pero no me resigné a no saber cuál era el motivo por el que Apache no fertilizaba a las hembras.

Tomé entonces y como último recurso la decisión de cambiar de país y de veterinarios y a tal fin solicité el nombre del más idóneo a juicio de los expertos, y casi unánimemente me remitieron a uno que afortunadamente estaba cerca de la frontera y que como antecedente parecía haber pertenecido o pertenecía al Centro de Inseminación de Aquitania.
Solicitados día y hora, acudí puntualmente a la cita en la clínica de F. M., por cierto magníficamente instalada, a lo menos a los ojos de un profano, ya que el material e instalaciones dejaban claro que no era dinero lo que allí se había escatimado. Puesto en antecedentes de la historia y aportándole todos los certificados y exámenes realizados con anterioridad por sus colegas en España, pasó a examinar, extraer, analizar, ecografías incluidas, todo cuanto consideró oportuno, labor ésta que le llevó toda la mañana. Citado a los cuatro o cinco días para darme a conocer y entregarme los resultados, acudí a la cita sin esperanza alguna, porque en mi mente se estaba abriendo la idea de que lo que Apache tenía era algo que la ciencia oficial no sabía y por tanto no podría resolver.

Efectivamente, todos los resultados confirmaban los anteriores y tras de ser especificados concluían con la recomendación de no hacer saltos diarios más que cada dos días y tras una serie de saltos de diez o doce dejar descansar a Apache otros diez días. Cosa ésta que me sorprendió, porque yo tenía entendido por haberlo leído en algún artículo científico de divulgación que parecía demostrado que la función crea el órgano y así, a mayor ejercicio de la sexualidad mayor producción de espermatozoides ya que cuando se alcanza el máximo aconsejable el propio organismo se defiende limitando la libido y con ella el ejercicio sexual. Y como venía resultando de rigor me extiende el correspondiente certificado tras recetarme la toma de algunos productos que habrían de ir bien y citarme para dos meses después al objeto de ver si los recuentos seguían en orden o habían mejorado los ya de por sí buenos.

Realizada nueva inspección al de dos meses los resultados no variaron en absoluto. Conservo todo esto además de recordar las explicaciones orales por las cuales me aseguraba que con esos resultados no cabía pensar en infertilidad del macho y sí en una desafortunada coincidencia de perras en malas condiciones de ovulación o de salud. Pero como yo soy de los que en algunos aspectos me la cojo con papel de fumar, no acepté lo que quizás otros hubieran aceptado por ser lo que les convenía creer, sobre todo si les respaldaban los certificados que yo podía exhibir, y pensé que una vez podía ser fortuna, dos azar, tres coincidencia, pero cuatro trampa. Así admití que aunque la ciencia oficial no pudiera explicar los hechos, éstos eran tozudos y acreditaban que Apache estaba infértil y por tanto se había acabado su carrera como padre.

Y de acuerdo con esta premisa me negué a recibir ninguna otra perra más cuando por cierto, recibía solicitudes de todas las partes de Europa. Pero el asunto no me dejaba en paz sobre todo por lo que tenía de incomprensible y decidí examinar el libro de saltos que yo llevaba de forma minuciosa y en el que reseñaba todo cuanto podía ser de interés para un futuro y así me di cuenta que la infertilidad de Apache coincidía con unas vacaciones de una semana en las que se decidió no llevarle para no hacer incómodo el viaje y estancia en hotel, etc. Para ello se le buscó una residencia muy cerca de Vitoria, con unas instalaciones excepcionales y unas condiciones de limpieza y atenciones poco habituales y que además de todo esto unía el hecho de estar atendida por dos veterinarios propietarios de las instalaciones y que a mayor abundamiento tenían su vivienda allí mismo. Entonces pensé que el problema podía partir de algo que le hubiera sucedido a Apache durante su estancia allí, una pelea, una indisposición o cualquiera otra cosa por impensable que fuera y para enterarme fui a preguntar a los dueños veterinarios y a los cuidadores si durante su estancia había pasado algo que fuera reseñable o que pudiera darme una idea nueva al respecto. Me contestaron que no había pasado nada en absoluto, salvo que cuando le llevamos y le dejamos allí y al despedimos el pobre Apache se quedó llorando, sentado mirando por donde nos habíamos ido y no cambió ni de sitio ni de actitud ni de noche ni de día durante el tiempo que permaneció allí y hasta que le recogimos. Por cierto que al recogerle el perro no pudo evitar mearse lo que en Apache da una idea del estado anímico en que le recogimos.

Bien, yo sé que esto que voy a decir es absolutamente acientífico, pero en tanto que la ciencia que no ha sabido darme una explicación razonable al hecho tozudo de que a partir de su abandono -sí, abandono del que me avergüenzo y que jamás volveré a repetir con ningún otro perro-, yo estoy absolutamente convencido de que el trauma terrible que debió de sufrir mi pobre perro fue el causante de su infertilidad.

Desde entonces no dejo de reprocharme ser el causante del dolor que debió sentir el pobre Apache al verse abandonado por aquellos a los que quería como jamás ellos podrían quererle a él.

Ahora que ya no está entre nosotros su recuerdo hace que no pueda reprimir más de una lágrima por un perro que los afortunados tienen una vez en la vida.

Nosotros fuimos afortunados y espero que algún día en algún sitio podamos verle de nuevo.



Antón Moscoso



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